El lado oscuro de la energía solar

Si bien los paneles de energía solar se han convertido en una de las soluciones más eficaces para producir energía renovable en las ciudades y los territorios inteligentes, esta tecnología esconde un lado oscuro del que poco se conoce y que podría generar una crisis ambiental más grave que la que pretende solucionar.

Un reciente informe publicado por el medio estadounidense Los Angeles Times afirma que el estado de California es uno de los pioneros, a nivel global, en impulsar la energía solar, mediante la instalación de paneles en los techos de los hogares. Con ello, este territorio ha promovido intencionalmente el mercado solar más grande de los EE. UU. y uno de los más importantes del mundo, gracias a más de 20 años de trabajo continuo, que dejan como resultado más de millón de techos generando su propia energía.

Dicho informe asegura también que, a partir de 2006, el estado se concentró en incentivar a las personas para que usaran energía solar, otorgando subsidios a los propietarios de viviendas para la instalación de paneles fotovoltaicos. Sin embargo, los paneles comprados bajo esos programas ya van llegando al final de su ciclo de vida de 25 años de antigüedad y las mismas familias no saben qué hacer con estos aparatos inservibles, por lo que muchos ya están terminando en vertederos o basureros municipales, que no cuentan con los protocolos suficientes para procesar los metales pesados tóxicos que hacen parte de dichos paneles, incluyendo selenio o cadmio, que tienen la capacidad de contaminar las aguas subterráneas.

De acuerdo con el reporte de Los Angeles Times, California llegó temprano a la energía solar. La medida superó sus objetivos, reduciendo el precio de los paneles solares y aumentando la participación de la electricidad del estado producida por el sol. Debido a esa y otras medidas (como el requisito para las empresas de servicios públicos que las obliga a comprar una parte de su electricidad de fuentes renovables), la energía solar ahora representa el 15% de la energía del estado.

Sin embargo, a medida que California avanzó con su programa de energía renovable, centrándose en los reembolsos y, más recientemente, en un impuesto solar propuesto, las preguntas sobre cómo manejar los desechos tóxicos que se acumularían años después, nunca se abordaron por completo. Ahora, tanto los reguladores como los fabricantes de paneles se están dando cuenta de que no tienen la capacidad para manejar tal situación.

A pesar de que el 80% de un panel fotovoltaico típico está hecho de materiales reciclables, desmontarlos y recuperar el vidrio, la plata y el silicio es extremadamente difícil. Reciclar paneles solares no es un proceso simple. Se necesitan equipos y trabajadores altamente especializados para separar el marco de aluminio y la caja de conexiones del panel sin romperlo en fragmentos de vidrio.

En conclusión, aunque los paneles solares son una de las mayores apuestas para lograr la transformación de los territorios inteligentes alrededor del mundo, la contaminación que producen luego de su vida útil es un asunto considerable que debe ser incorporado en las agendas públicas y privadas, donde se incluya un plan eficaz de reciclaje que permita la reutilización de los materiales y evite el impacto negativo sobre el medio ambiente.

Aporte Editorial: Gabriel E. Levy B., comunicador social periodista de la Universidad de Antioquia, Colombia (www.galevy.com).

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