La huella de carbono
Nuestro planeta Tierra devolvía al espacio energía térmica mediante radiaciones de onda larga (infrarroja) en la misma cantidad de energía en onda corta (ultravioleta y luz visible) proveniente del Sol, manteniendo un equilibrio térmico que permitía tener temperaturas atmosféricas estables de acuerdo con las estaciones y ubicación geográfica de los continentes. Los climas y sus temperaturas a lo largo de los años eran previsibles; pero debido a las emisiones cada vez mayores de ciertos gases (emisiones antropogénicas porque son causadas por el hombre), la temperatura de la atmósfera está aumentando porque la Tierra devuelve al espacio cada vez menos de energía de la que está recibiendo del sol, debido a que esos gases dificultan la salida de energía hacia el espacio. Esos gases producen el “efecto invernadero” produciendo lo que se denomina calentamiento atmosférico o calentamiento global.
Estudios demuestran que desde 1850 hasta ahora ha habido un incremento de la temperatura de la atmósfera de aproximadamente 1°C y si la tendencia actual del crecimiento de emisiones de esos gases continúa, al final del siglo podríamos llegar a aumentos de 3 a 4°C, con consecuencias funestas e irreversibles para nuestro planeta.
El rastro de los gases efecto invernadero (GEI) que dejan las actividades humanas se conoce como huella de carbono. Los gases que produce éste efecto son principalmente: el metano (CH4), el óxido de nitrógeno (N2O), los hidrofluorocarbonos (HFCs), los perfluororcarbonos (PFCs), el hexafluoruro de azufre (SF6) y el dióxido de carbono (CO2).
A pesar de que son varios los GEI, al “Indicador Ambiental” de los efectos de esos gases se ha denominado huella de carbono porque el más abundante y el que más ha contribuido al calentamiento global es el dióxido de carbono (CO2) y es por ello que para todos los GEI se acostumbre a expresar sus huellas en equivalente de toneladas de CO2 emitidas.
Importante es saber que el continuo aumento de este gas en la atmósfera se debe a que es uno de los productos obtenidos en procesos de combustión de diversos combustibles (madera, carbón, petróleo, gas natural). Para producir electricidad queman cualquiera de esos combustibles, para accionar, por ejemplo, un motor a gasolina o a petróleo (grupos electrógenos) o en cualquier tipo de caldera (centrales térmicas). Inclusive la combustión es el proceso característico de los motores de la mayor parte de los vehículos de transporte terrestre, aéreo o marítimo y de muchos procesos industriales.
La función de la fotosíntesis de los árboles y vegetales en general y la absorción de CO2 por parte de los océanos son las principales vías de fijación del gas para reducir su presencia en la atmósfera, por ello la deforestación de bosques se considera como una causa de tener mayores emisiones de CO2.
En el caso de las personas que nos dedicamos a la refrigeración y al aire acondicionado además de lo anteriormente manifestado tenemos una mayor responsabilidad porque si no somos cuidadosos dejaremos una mayor huella de carbono porque: podemos provocar fugas (intencionales y no intencionales) de los fluidos refrigerantes hacia la atmósfera, o cuando realizamos una mala instalación que obliga a modificaciones, o cuando no realizamos mantenimiento de los equipos o cuando lo hacemos mal, o cuando realizamos un mal cálculo y sub/sobre dimensionamos equipos, cuando no usamos herramientas e instrumentos adecuadas ni los controles adecuados, cuando no escogemos el refrigerante con bajo PCA o GWP (en equipo nuevo o en el cambio de refrigerante en equipo existente) y/o cuando no seleccionamos un nuevo equipo de alta eficiencia energética.
Aporte Editorial: Artículo escrito por Ernesto Sanguinetti Remusgo, ingeniero asesor y consultor de refrigeración y climatización en el informativo virtual Expofrío.
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